Cuando ocurren experiencias tan fuertes e imprevistas como una emergencia o catástrofe, a todos nos afectan de uno u otro modo, y es esperable que el miedo, la inseguridad o la pena, se queden en nosotros por un buen tiempo. Pero sin duda son los niños y niñas, especialmente los menores de 11 años, los que pueden quedar con más secuelas
después de pasar por una experiencia traumática.
Para evitar que esto ocurra son los adultos más cercanos a los niños y niñas quienes debieran estar atentos a darles acogida a sus emociones, a sus preguntas y a brindarles confianza y seguridad.
Compartimos esta Guía elaborada por UNICEF Chile.